viernes, 17 de mayo de 2019


CÓMIC DEL CUENTO

¡¡HOLA!!

En esta ocasión os vengo de la última tarea del proyecto dos artistas, siendo también una de las más importantes.

Dicha tarea se realiza en grupo y consiste en la elaboración de un cómic a partir de un cuento, en este caso, del cuento creado anteriormente sobre la concienciación ambiental. Los grupos podíamos elegirlos como quisiéramos, y, en mi caso, lo formé con mis compañeras María González y Lidia Llamazares (si picáis en sus nombres os conduce a su blogg).

Bien, esta elaboración del cómic tiene a su vez varias partes:
  •    Elección del cuento para realizar el cómic. Podía ser uno de cualquiera de las integrantes o un nuevo cuento formado a partir de los tres.
  •   Realizar un Guion Técnico para la realización del cómic usando como referencia el cuento seleccionado.
  •    Integración en el cómic de un Personaje Imaginario de cada componente del grupo, incluyendo un retrato del personaje aportado.
  •    Realización del cómic con mínimo tantas páginas como componentes del grupo.

En esta entrada solamente os hablaré sobre la elección del cuento.

Como a todas nos gustaban los demás cuentos, decidimos hacer un sorteo entre ellos y también incluyendo la posibilidad de realizar uno nuevo. El cuento ganador por dicho sorteo fue el mío. Para que entendáis mucho mejor las demás entradas del cómic, os lo vuelvo a dejar en esta entrada por si queréis volver a leerlo.

"CAMILLE COROT EN EL FUTUTO"

En un lugar de Francia había un pequeño pueblo llamado Ville d’Avray. En este lugar de nombre tan raro, hace muchos años vivía un niño que tenía por nombre Camille y por apellido Corot. Vivía en aquel lugar con su madre y su padre.
Este niño de nombre también un poco extraño, era un amante de la pintura. Desde muy pequeño empezó a pintar en su casa de aquel pequeño pueblo.
Una de las cosas que más le gustaba a Camille era ir a un enorme estanque que se encontraba cerca de su pueblo. Allí observaba la belleza de los árboles, plantas, animales y las aguas cristalinas del estanque. Era un lugar lleno de vida: los árboles verdes, la hierva verde, los animales pastando a su alrededor…
Pero… claro, esto sólo ocurría en primavera. Ya sabéis que es la estación en la que florecen los árboles y el paisaje se vuelve más colorido.
¿Qué hacía entonces Camille durante el resto de las estaciones? Una parte de su tiempo se dedicaba a pintar en el taller que había creado en su casa. El resto del tiempo se aburría muchísimo y no sabía qué hacer.
Tan aburrido estaba un día que empezó a pensar cómo sería el mundo en el futuro, una vez que hubieran pasado muchísimos años. Así pues, cogió un lápiz y se puso a diseñar una máquina del tiempo para poder viajar al futuro y ver cómo estaría todo aquello que le rodeaba.
Un día de invierno, acabó el dibujo de la máquina y se puso manos a la obra. En un par de semana la había acabado de construir y fijó un día para hacer su viaje. El día elegido sería el 20 de marzo, día en el que ya empieza la primavera. Así podría ver cómo estaría aquel precioso paisaje en la primera del futuro.
Impaciente por que llegara aquel día, Camille empezó a preparar su mochila del viaje: metió comida, ropa, una cámara para fotografiar lo que se encontrara y todo aquello que pensaba que iba a necesitar.
El 20 de marzo llegó, Camille se subió a la máquina y emprendió el viaje. Viajó hasta el año 2050.
Tras un par de horas de viaje, porque son muchos años los que ha viajado, la máquina se paró. Camille con cuidado y un poco asustado se bajó de ella.
Cuando se bajó empezó a sentir algo extraño.
-          ¡Puf! ¡Qué calor! Dijo Camille. Notaba que hacía bastante más calor que antes de subirse a la máquina. Y eso que era el mismo día y estaba en la misma estación.
Comenzó a caminar y todo lo que se encontraba le resultaba muy desconocido: el gran estaque que había antes se había convertido en un pequeño charco en el que no había ni ranas, los grandes árboles verdes habían desaparecido: ¡No quedaba ninguno!, la hierva verde ya no estaba tan verde: era de color amarillento. Lo que más le sorprendió fue que al mirar hacia atrás… ¡UN EDIFICIO! Pero… ¿Qué pinta esto aquí? Se preguntó Camille.
Continuó caminando hacia el edificio y cuando se quiso dar cuenta estaba en el medio de una gran ciudad. Algo más le resultaba extraño, pero no conseguía adivinar el que.
-          ¡Ah sí! Gritó. ¿Dónde está el cielo azul? Camille se dio cuenta que el cielo había tomado un color grisáceo que no era común de la primavera, pues el cielo suele estar muy azul. Además, tampoco tenía pinta de que fuera a llover.
Camille, preocupado por lo que estaba viendo decidió preguntar a una niña más o menos cómo él de edad que pasaba por su lado.
-          Hola, ¿te puedo preguntar una cosa? – Le preguntó Camille.
-          Claro. Respondió la niña.
-          ¿Qué ha pasado con todo el campo que había aquí, el cielo azul y el estanque?
-          La niña le miró un poco raro. “No se de que me hablas, siempre ha estado así”. Le contestó.
Tras esta breve conversación, Camille se entristeció. ¿Cómo es posible que no puedan conocer el precioso paisaje que había allí y que les guste esta triste ciudad? Se preguntaba.
Tras pensar un largo rato sobre esto, decidió que tenía que investigar qué hacía sucedido con todo lo que él conocía de ese lugar. Puso rumbo a buscar una biblioteca para ver si tenían libros antiguos que trataran de este cambio que había sufrido el lugar.
Cuando encontró la biblioteca se sorprendió al entrar: ¿dónde están los libros? No los veía. Sólo había unos aparatos encima de las mesas un poco raros a los que la gente llamaba ordenadores.
Preguntó a la bibliotecaria y le llevó hasta una sala dónde tenían los libros antiguos almacenados. Un gran espacio estaba dedicado a un fenómeno que se llamaba “Cambio Climático”.
Camille, al ver que era el espacio que más libros tenía decidió ir hacia allí y comenzar a leer algunos libros. Tenía poco tiempo porque antes de que acabara el día tenía que estar de vuelta a casa.
Comenzó a leer cosas como: “la temperatura del mundo aumentará 2 grados si no hacemos nada”, “el gran problema de no reciclar”, “tala abusiva de árboles que acaba con ecosistemas”. En un pequeño libro encontró una especie de resumen dónde explicaba todo lo que había pasado: llegó un momento en la historia que había un gran problema: la contaminación. Materiales y gases muy contaminantes se emitían al exterior sin tener en cuenta los grandes perjuicios que tenía para el medio ambiente. El consumo masivo de madera y otros recursos medioambientales están destruyendo ecosistema y acabando con gran cantidad de especies.
-          ¡La hora! Gritó Camille. Tenía el tiempo justo para llegar antes de que terminara el día. Cerró el libro y se marchó.
Por el camino, pensaba sobre lo que había leído y visto. ¿Cómo es posible que no hayan hecho nada por no llegar hasta este punto? ¿Habrá alguna forma de poder cambiar este futuro? Se preguntaba Camille.
Por fin llegó a Ville D’Avray. Allí les estaban esperando sus padres que no sabían nada del viaje. Camille le contó todo lo que había hecho, visto y leído.  Le enseñó fotografías que había tomado allí. Todos quedaron horrorizados.
Qué fácil sería si todos fuéramos conscientes de lo que pasará en el futuro. -Decían. Es importante que se sepan están cosas para educar a la gente a tener una actitud responsable con el medio ambiente.
A partir de ese día, Camille y su familia comenzaron a valorar mucho más el lugar dónde vivían y se consideraban muy afortunados de poder tenerlo en esas condiciones. Además, aprendieron que hay que cuidarlo más y empezaron a dejar de hacer ciertas cosas: tirar líquidos al estanque, dejar restos de comida por allí, talar los árboles, a veces, sin necesidad de ello, y un montón de cosas más.
Camille se encontraba feliz de lo que estaban haciendo y comenzó a contárselo a sus vecinos y amigos. Todos se pusieron manos a la obra para tener un futuro mejor.
Y colorín colorado, este cuento, se ha acabado.

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